En los primeros meses de embarazo, una mujer puede tener algunos síntomas comunes de su nueva situación. Retraso en la menstruación, sueño excesivo, aumento del hambre, náuseas y vómitos. Es el cuerpo advirtiendo que se está generando nueva vida en el útero de la mujer.
Las náuseas y los vómitos suelen aparecer a partir de la sexta semana de embarazo y persisten hasta la vigésima semana. Hasta ahora todo bien, ya que este es un síntoma recurrente del embarazo. El problema es cuando estos vómitos son intensos, prolongados y comienzan a dañar la salud de la mujer. En este caso, es posible que la embarazada esté sufriendo de hiperemesis gravídica.
Según la psicóloga, especialista en psicología obstétrica, Elisangela Batista Secco, la exceso de náuseas y vómitos puede comprometer la salud tanto de la mujer embarazada como del bebé. “Al sacar todos los alimentos que ingieren, la mujer queda con deficiencias nutricionales y deshidratada, lo que lleva a la pérdida de peso, entre otras cosas”, explica el especialista. Otro síntoma y también una consecuencia de hiperemesis gravídica Es que la mujer embarazada ni siquiera puede hacer uso de medicamentos contra las náuseas, ya que el vómito no permite que lleguen y permanezcan en el estómago.
La hiperemesis no es una alteración común, pero afecta alrededor del 0,5% al 2% de las mujeres durante el embarazo. Por ello, el especialista advierte que es importante acudir al médico si la embarazada nota la intensidad de los vómitos y cambios en su peso.
La falta de tratamiento de la enfermedad también puede provocar complicaciones para la salud del niño. Los bebés pueden nacer prematuramente y desnutridos.
Las causas de la aparición de la hiperemesis gravídica pueden ser tanto biológicas como psíquicas. Los factores biológicos están relacionados con niveles elevados de hormona gonadotropina coriónica, hipertiroidismo y disfunción hepática.
“Los factores psicológicos, en cambio, están relacionados con la angustia psicológica que puede provocar el período de embarazo. Esto puede tener que ver con experiencias estresantes en la familia o en el trabajo, abortos previos, miedo al parto, conflictos psicosexuales y situaciones de abandono ”, explica la psicóloga.
La hiperemesis gravídica puede hacer que la experiencia del embarazo sea algo traumática para algunas mujeres, ya que muchas veces, debido a las náuseas y los vómitos excesivos, la rutina de la embarazada cambia y tiene dificultades para trabajar y realizar las tareas cotidianas del día a día.
O tratamiento para la hiperemesis gravídica a menudo es interdisciplinario, equilibrando el uso de medicamentos y psicoterapia. En casos más graves, las mujeres embarazadas pueden ser hospitalizadas para restaurar la hidratación del cuerpo.